Hace más de 20 años venimos hablando de Gestión Clínica. Fue en 1996 cuando el Cardiólogo Castro Beiras con su equipo diseñó una nueva estructura para aquellos servicios relacionados con la cardiología en el entonces llamado Hospital Juan Canalejo de La Coruña (hoy Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña), que se denominó Área del Corazón. Pretendía la atención de los procesos cardiovasculares de manera coordinada, procurando mejores resultados clínicos y un uso eficiente de los recursos.

Llegamos a julio de 2016, fecha en la que quedó en suspenso, por un Dictamen del Consejo de Estado, el proyecto de real decreto de unidades de gestión clínica que pretendía ser un marco de principios generales para una realidad en muchas autonomías (País Vasco, Andalucía, Castilla y León, Asturias, Galicia y Cataluña). El Consejo de Estado indicó que no estaba justificado que un Gobierno en funciones aprobara esta norma, y sobre todo que se trataba de una norma de suficiente entidad como para ser tramitada como ley ordinaria y no como real decreto. En el fondo, se buscaba el consenso político.

Hasta ahora, el modelo se ha extendido con éxito irregular aunque varias comunidades autónomas han procurado su implantación pretendiendo dotar a los profesionales de más autonomía tanto en hospitales como en Primaria. En todo caso, no parece que haya decisión alguna de legislar sobre la Gestión Clínica y de traspasar a los clínicos la responsabilidad de sus decisiones.

Desde ARGES entendemos que la gestión clínica es posible en el entorno público y contribuye a implicar a los profesionales en la mejor gestión de los recursos puestos a su disposición desde el objetivo de prestar una atención adecuada, evitando ineficiencias y centrada en el paciente. Pero es necesario compromiso, liderazgo, dotar a los profesionales de suficiente autonomía con una adecuada definición de los procesos asistenciales, un sistema de evaluación de resultados, con indicadores, consensuados y comunes en el Sistema Nacional de Salud, que permitan la comparabilidad, y un sistema de incentivos claro y transparente para la rendición de cuentas.

En definitiva desde ARGES entendemos que la Gestión Clínica es una forma de organizarse que desarrollada en toda su potencialidad, contribuye a la sostenibilidad del sistema desde la corresponsabilidad de profesionales sanitarios, gestores y pacientes.

Nos gustaría conocer tu opinión y si en tu centro tenéis experiencia en Gestión Clínica.